La cultura de las organizaciones también se ven influidas por la existencia de sistemas de incentivos.

Estos incentivos pueden ser desde muchos tipos, desde los más personales hasta sistemas de incentivos de tipo económico. Los sistemas de incentivos, asimismo pueden incluir sistemas sancionadores que tratarán de alentar o desanimar determinados comportamientos o su desaparición dentro de la organización sanitaria.

La alta dirección debe desarrollar estrategias encaminadas a este propósito, que debe apoyar y reforzar la cultura que se pretenda desarrollar en la organización o en la existente. Además, debe ser reforzada con recursos materiales, personas, desarrollando sistemas de evaluación y autoevaluación respecto al desarrollo del desempeño para tatar de estimular el cambio o mantenimiento de aquellas conductas que se pretendan extinguir, mantener o desarrollar.

La existencia de esta estrategia es clave para el buen desarrollo de la cultura de la organización, con una aportación documental acorde a las características de las personas y de la organización. Esta estrategia debe ser adecuadamente seguida y monitorizada, con el objetivo de detectar los resultados que alcanza y la posibilidad de implementar cambios antes de que los comportamientos estén plenamente instaurados y entonces, sea más complejo el cambio de acciones.

Es recomendable que los sistemas de incentivos sean evaluados al menos con periodicidad anual, ya que regularme seguido y auditado es como estos sistemas logran mejores resultados. De igual forma se debiera actuar con los sistemas sancionadores. Bien es verdad, que los sistemas sancionadores debieran ser más flexibles y adaptables a las distintas condiciones y situaciones a los que los profesionales se enfrentan en cada momento.