Para establecer un estilo de dirección por objetivos en una organización sanitaria no solamente se requiere de un modo de hacer las cosas, además, vamos a necesitar un estilo de acción tanto por parte de las personas como de la organización en su conjunto.

Este componente competencial va a ser requerido por parte de las personas que diseñan la estrategia que sea llevado al nivel de experto, sin que este nivel sea necesario en otros ámbitos de la organización, aunque si se requiere de un nivel básico de conocimiento de la metodología de la gestión por objetivos.

Bajo esta premisa, debemos considerar como condicionantes para la implantación adecuada de la dirección por objetivos las que seguidamente se exponen:

Objetivos bien definidos, claros y comprensibles. Llevar esta afirmación al plano operativo supone estar en situación de responder a la pregunta ¿Qué quiere conseguir nuestra organización? Contestar esta pregunta requiere de objetivos bien definidos. Además, estos deben ser bien presentados al resto de los componentes de la organización, de manera clara deben exponerse que es lo que se quiere conseguir, sin matices, de manera clara y abierta.

Es cierto, que para presentar los objetivos bajo este parámetro será necesario un adecuado nivel de compromiso por parte de los integrantes de la organización y que estos estén alineados con el fin último de las profesiones sanitarias, como es el servir a la salud de la población.

Por otra parte, se va a requerir por parte del resto de los gestores sanitarios no pertenecientes a la alta dirección, un nivel competencial adecuado para definir objetivos complementarios a estos que responden al fin último. Para ello, deben centrarse en lograr las metas de cada unidad asistencial, tener una amplitud lo suficientemente grande como para que todas las personas se sientan reflejadas. La orientación tiene que ser aquella que permita el nivel de identificación con los mismos, de forma que el éxito por la consecución o el fracaso se sienta como propio.

También será necesario un alto nivel de confianza en la alta dirección para creer que estos objetivos responden al fin último, que los objetivos sirven para cohesionar la organización, limitar la incertidumbre y motivar un espíritu de confianza y libertad de acción adecuados.

Asimismo, los objetivos deben desplegar el sentimiento de satisfacción en la actividad que realizamos. En la mayor parte de las ocasiones, nuestra acción sanitaria conlleva arduos esfuerzos que no serán realizados sino sentimos apropiada la finalidad.

Igualmente, debe ser entendido el control y evaluación de los esfuerzos. Solo será entendido este esquema si el resultado final es satisfactorio y se ha desplegado una estrategia de éxito realmente compartido. Es decir, que el resultado está motivado en gran manera por la suma de los esfuerzos desde el plano operativo.

Debemos conocer que todo resultado es la suma de causas individualizadas. Que no existe resultado sin esta suma o con la acción individual o aislada. También debemos conocer, que la suma de las voluntades individuales en torno a los objetivos no se va a producir de manera casual. Debemos considerar que el reparto de actividad debe ser sentido como justo y proporcional con criterio distributivo y no acumulativo.

Finalmente, la consideración del éxito debe ser entendida como propia de cada uno de los individuos y por elevación, de la organización. Nunca puede suceder la atribución del éxito directamente a la organización, si esto sucede, el sentido de pertenencia va a ser requerido a los más elevados niveles. El éxito de la organización será pleno, cuando este mismo es alcanzado de manera individual y de manera plena por todas las personas. Para ello, existen señales que van más allá del ámbito individual y que terminan por ser reflejo en la sociedad de referencia de la organización sanitaria.

¿Y cómo nos preparamos en una organización sanitaria para la dirección por objetivos?

No hay una respuesta exacta a esta pregunta, o debemos considerarla como un todo amplio. Prepararnos para la dirección por objetivos va a requerir del gestor sanitario trabajar en paralelo en el desarrollo y gestión de cambios en la cultura de la organización, el clima laboral, el desarrollo de la carrera profesional y en un conjunto de intangibles que harán que los individuos no cuestionen la definición realizada de objetivos, dado que será entendida como propia.