La planificación del capital humano se dirige a determinar en cada momento qué personas necesita la organización y de qué personas se dispone en el entorno. Esto referido al actual panorama sanitario es especialmente importante. Como hemos visto, existe escasez de profesionales, así mismo se ha demostrado una necesidad de la adaptación competencial a los actuales requerimientos sanitarios.

Es por ello, que el análisis estratégico de los recursos humanos que posee la organización, debe partir de la determinación de las competencias que poseen las personas que la integran. Es preciso determinar si con las actuales plantillas y sus características competenciales, somos capaces de dar respuestas a las necesidades presentes y futuras.

Para realizar esta tarea, existen distintos métodos de previsión: método Delphi, método de los escenarios, métodos de los impactos cruzados, entre otros procedimientos.

Por lo que se refiere a la oferta de capital humano, esta exige el conocimiento de la organización como la del sector al que pertenece, como forma de conocer todas las competencias a nivel transversal que son necesarias para el buen desempeño, considerando que estas van más allá del mero desempeño de la actividad clásica del puesto de trabajo.

La gestión del conocimiento

La dirección estratégica de la organización debe considerar el conocimiento obtenido de la información. Además, debe centrar sus objetivos en la utilización optima del conocimiento que poseen las personas de la organización la organización.

El conocimiento debe ser considerado:

  • Una estrategia de negocio.
  • Una forma de potenciar la innovación y el desarrollo de nuevo conocimiento
  • La posibilidad de realizar la transferencia del conocimiento.
  • Enfocarlo de manera individual y de manera colectiva, de manera que el conocimiento individual suma al colectivo.
  • Estará centrado en el conocimiento de las necesidades de la población potencialmente consumidora de los servicios.

Si el conocimiento es considerado como un recurso estratégico fundamental, su gestión se basará en el fomento de la creación de nuevos conocimientos y en la búsqueda de sistemas de análisis y utilización de todos los datos que produce la organización.

Buenas prácticas y gestión del conocimiento

En este contexto, como gestores en nuestro diseño estratégico debemos incluir una serie de actividades que han de incluir:

  • La creación y difusión del conocimiento debe estar incluido en la cultura de la organización. Así este aspecto debe ser prioritario dentro de la actividad gestora.
  • Establecer un proceso claro y sencillo de gestión del conocimiento. Un sistema claro que incluya todos los pasos del proceso de gestión del conocimiento. Así mismo, en esta área es fundamental dar un margen a la innovación, donde las personas tengan opción a manifestar y poner en práctica sus ideas, que no hacen más que sumar conocimiento.
  • La tecnología es la base para desarrollar la gestión del conocimiento. La tecnología y las redes deben permitir a los gestores establecer procesos que incluyan el uso de tecnología y redes de comunicación, como modo de encontrar y acceder al conocimiento y a las personas.
  • El gobierno corporativo de la organización sanitaria debe incluir un sistema de incentivos que motiven a las personas el intercambio de conocimiento.

Sistemas de gestión del conocimiento

Estos sistemas realmente serán muy variables en el ámbito de la organización de empresas. Si nos referimos a las organizaciones sanitarias, compuestas básicamente de personas, los sistemas de gestión del conocimiento deben basarse en la comunicación y en redes de comunicación interna como son:

Bases de datos sostenidas en el entorno del Big data. Todos los profesionales de la organización deben de tener opción de participar y disponer de esta base del conocimiento, al igual del sistema de flujos de opinión, que permita rectificar y cambiar los procesos de la organización.

La investigación científica y de resultados. Desarrollando proyectos e ideas, se deben realizar investigaciones que manifiesten evidencia del éxito o fracaso que sostengan los procesos de cambio, de implementación de nuevos sistemas de trabajo, etc. La investigación debe fluir por todas las áreas de la organización para que de esta forma todas las personas puedan nutrirse de ellas y dar pie a nuevas investigaciones.