Cuando hablamos de contención del gasto no estamos refiriendo al mantenimiento del nivel de costes dentro de unos límites previamente establecidos y compatibles con la sostenibilidad del sistema sanitario.
Ser consciente de la contención del gasto implica ser conocedor de todos los aspectos que se relacionan con el gasto, los costes de cada una de las partidas: personal, material, inversiones, procesos, etc.
Las estrategias relacionadas con la contención del gasto se relacionan con la necesidad de disminuir el consumo de servicios sanitarios, la disminución de los reembolsos por servicio y la disminución de coste indirecto.
El uso y combinación de estas estrategias pueden afectar negativamente al acceso a los servicios sanitarios, a la calidad de los servicios prestados o a los resultados medidos en términos de salud.
Los resultados en términos de salud a menudo son difíciles de medir y tiende a ser costoso por la inversión de tiempo que requiere llegar a unas cifras correctas.
Limitar el acceso a la atención sanitaria
Son en esencia medidas contrarias al espíritu de nuestro sistema sanitario y se relacionan con estrategias de disminución de los costes de la atención directa.
En sistemas liberales, las compañías aseguradoras limitan el acceso a sus servicios elevando los costes de las pólizas de seguro, la limitación de las coberturas y cartera de servicios. Los contratantes de las pólizas, pueden incorporar estos servicios previo aumento de los pagos por servicios, lo que supone un incentivo a que los clientes utilicen estos servicios.
Es bien seguro que esto perjudica los resultados en salud, dado que la primera tendencia a eliminar por parte de los solicitantes de servicios sanitarios son las demandas sobre todas las actividades y servicios que se relacionan con las actividades de promoción y prevención de la salud, centrándose de manera primordial en todo aquello que se dirige a los procesos de enfermedad.
La atención innecesaria
La atención innecesaria puede ser fácilmente definible en los distintos servicios que se prestan, pero debemos reconocer igualmente que la aceptación de lo superfluo que resultan estos, son igualmente difícilmente de aceptar.
Por tanto, la atención sanitaria innecesaria precisa de estudios profundos, coordinación entre los distintos servicios prestados, evaluación de los costes y resultados en salud, establecimiento del lugar y forma más adecuada de la prestación del servicio, etc.
La prevención
A pesar de que resulta la gran señalada cuando se trata de establecer medidas de contención del gasto, sin embargo, resultan las medidas que más adecuadas son para conseguir este fin sin que salgan dañados los distintos aspectos que conforman la prestación sanitaria. Bien es cierto, que los resultados se alcanzan a largo plazo, siendo este incompatible con el modo actual de la toma de decisiones en el ámbito político.
La utilización de la atención primaria
La atención primaria está muy relacionada con la prevención y la promoción de la salud y aunque son resultados que se orientan más al largo plazo, cualquiera de sus actividades resulta más económico que los procesos de salud que se asocian con las patologías que desencadenan la atención hospitalaria.
Sin lugar a dudas, la apuesta por la atención primaria de salud, disminuye los costes por disminución de frecuentación y consecuencias del uso de la atención hospitalaria.
Objetivo, los costes
Siendo plenamente conocedores de todos los aspectos e implicaciones de los procesos sanitarios, los profesionales deben:
- Conocer los costes: ser conscientes y responsables de los gastos en los que se incurre en cada proceso sanitario.
- Vigilancia de los costes: se relaciona con el establecimiento de presupuestos precisos, saber cuándo, dónde y cómo se incurrirá en ellos.
- Gestión del coste: conocer qué y puede hacerse para controlar y dirigir cada capitulo de gasto.
- Incentivos al control: establecer estímulos a todas las acciones que impliquen control y buena gestión de los costes.
- Evitación del coste: mediante el conocimiento de todo lo que resulta superfluo al sistema sanitario y a la prestación de servicios, material, tecnología, etc.
- Reducción de los costes: bajo el conocimiento y la orientación hacia la eficiencia de los procesos.
- Control de costes: mediante el uso eficiente de los recursos.
- Análisis permanente del coste-beneficio: qué aportamos y cómo aportamos en cada momento a la salud, su mantenimiento o recuperación.
